lunes, 2 de abril de 2007

La vio


No entraba demasiada luz por los pekeños agujeros que ke kedaban por las tapiadas ventanas, tampoco demasiadas miradas. No era fácil deducir que en su interior estaba Juan rodeado de botellas de vino acabadas, olvidadas, demasiado polvo como para pensar en limpiar y en su interior la sensación de que en realidad lo real no lo era… y que en realidad lo poco real que quedaba era la sensación que tuvo cuando la vio a ella…la sensación pútrida de estar realmente muerto o talvez lo triste era la sensación de no estar lo suficientemente muerto que aún pudo sentir algo al verla...


Juan terminaba de criarse hace algunos años en la facultad de medicina sin dejar de ser un niño pragmático y amarillista, a los 32 años. Ya a sus 35 estaba este personaje en apego a telarañas mentales y humores de circo en silla de ruedas encerrado en la mal oliente habitación ke fue el pago por la cura a un acaudalado campirano ignorante que juraba que sus males se debían a las manchas en el sol que vi alguna vez en un torpe resumen tecnológico de punta de un noticiero sin mas historia que las que balbuceaban los presentadores.

En fin, la silla de ruedas no decía mucho hoy…solo pensaba una vez mas en la pútrida sensación y en ella…hija de sus sueños y de muchos hombres…de todos los hombres menos de el…de mas hombres de los ke habitan este planeta. Será que la bala que lleva incrustada en la kinta vértebra del sueño tenia su nombre? Por ke morir por ella? O por todos los hombres? No lo se. Mejor olvidarlo por el momento. Tocan a la puerta…me tengo ke arreglar.

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